¿Es posible desligar el sexo del amor? ¿Podemos amar sin disfrutar del sexo? ¿Podemos disfrutar del sexo sin amar? O mejor aún: eso que llamamos amor ¿no será realmente atracción, por lo tanto deseo, por lo tanto, sexo? ¿Cuántos de nosotros nos hemos hechos estas preguntas? La conciencia de nuestra incapacidad de responder cabalmente a ellas nos vuelve escépticos frente a todo lo relacionado con el sexo. Por ejemplo, en un punto como este: ¿realmente los científicos dedicados al estudio del sexo logran desvincularse de él? ¿Acaso no son humanos, y por lo tanto, incapaces como el resto de desligarse de su poder de atracción? Y una vez que ponemos nuestra suspicacia en los hombres y mujeres de ciencia, de pronto se nos revela, inesperadamente, un nuevo componente. Si bien las sociedades liberales han ido ponderando cada vez más su carácter erótico, el lado reproductivo del sexo ha quedado relegado al ámbito del hogar, la educación, la salud, al de las clínicas de reproducción asistida o las maternidades, hasta el punto de dar la impresión de ser invisible. Cuando tiene la oportunidad de emerger a la superficie, la reproducción revela la magnitud de su importancia. Atañe a la esencia de la naturaleza humana, a asuntos como la vida, la muerte, la crianza de los hijos, la lucha por su bienestar, el propio deseo de perpetuarse en la especie, nuestra organización como civilización, nuestro devenir en la historia, en fin, un largo etcétera. Masters of sex nos brinda la oportunidad de echar un vistazo a ese abismo sin dejar de entretenernos con el sainete de sus personajes, nos identificamos en sus devaneos y extravíos sí, pero al mismo tiempo la ficción de estar cotilleando en sus intimidades nos atrapa, nos hace adictos.
A modo de cómic, comentamos las viñetas más destacadas.